
En México, una anécdota bien conocida cuenta que Salvador Dalí mencionó en una ocasión que no volvería a pisar este país porque no soportaba estar en un lugar más surrealista que sus pinturas. Sin embargo, Dalí no vio La Maldición de Sayuri, la adaptación live action del manga Sayuri de Rensuke Oshikiri, dirigida por Koji Shiraishi y presentada por Konnichiwa Festival.

¿De que va La Maldición de Sayuri?
La historia sigue a una familia que se muda a una nueva casa con el deseo de vivir feliz, pero pronto comienzan a experimentar sucesos extraños causados por una entidad sobrenatural. Esta película es especial y desafiante, ya que cualquier persona podría imaginarse qué tipo de cinta es y de qué trata, pero pronto se da cuenta de que no es lo que esperaba.
Un giro inesperado en el género
Durante el primer acto, la película sigue el camino tradicional del cine de terror y los fantasmas japoneses, pero de pronto cambia abruptamente y nos deja con las expectativas en el suelo. Para bien y, tal vez en alguna medida, para mal.
La historia probablemente haya funcionado como un manga y tal vez hubiera sido un anime bastante entretenido, pero como película tiene un gran problema: cambia de género y de ritmo con demasiada rapidez. Inicia siendo una película de terror, luego cambia a la comedia, después a la acción, regresa a la comedia, pasa por el drama y vuelve al terror por unos momentos antes del cierre.
Este cambio constante puede ser confuso y dificultar la empatía con los personajes. Sin embargo, esto no la hace una mala película. Simplemente, será más fácil disfrutarla para aquellos que conocen y consumen medios japoneses. Para el público en general, costará trabajo asimilar del todo lo que sucede.

Actuaciones y doblaje: Un equilibrio entre lo teatral y lo natural
Las actuaciones, tanto de los actores japoneses como del reparto de doblaje, fueron bastante buenas. Como era de esperarse de los japoneses, sus interpretaciones llevan una teatralidad especial que te recuerda constantemente que estás viendo una obra de ficción. Sin embargo, esto no saca al espectador de la inmersión, sino que potencia la expresión de emociones y la personalidad de los personajes.
Por otro lado, el doblaje se acopló excepcionalmente bien a estas actuaciones, lo que fue un reto inmenso. Cambiar o elegir el tono en algún momento pudo haber resultado discordante, pero el trabajo de traducción, como nos tiene acostumbrados Konnichiwa Festival, es excelente, y la interpretación es muy cuidada.

Entrevista con Emilio Treviño, actor de doblaje
Tuvimos la oportunidad de preguntar a Emilio Treviño, actor de doblaje que interpreta a Norio Kamiki, el protagonista en «La Maldición de Sayuri»:
«¿Qué tan difícil fue y cómo se logró acoplar las interpretaciones en español latino a la actuación y gesticulación japonesa?»
A lo que él contestó:
«Los latinos, por lo general, hablamos muy rápido y con mucha emocionalidad. El primer reto fue la traducción. Los japoneses pueden decir mucho en tan solo dos palabras, mientras que nosotros ocupamos oraciones con más palabras. Entonces, poner ocho palabras en dos era bastante complicado. ¿Cómo resumimos eso sin que pierda el sentido? Además, el tratar de mantener la actoralidad que lleva la cinta, que de alguna manera es más cercana a la gente de Japón por la actuación que llega a ser de tipo kabuki (un poco más grande y exaltada), fue un desafío. Aquí estamos acostumbrados al cine hollywoodense, que es más natural y orgánico.
El reto era cómo trasladar el mensaje de la película sin deshonrar el trabajo del director, que de alguna manera es la esencia de la película, y cómo llevar esa esencia al público latino.»
«Fue bastante desafiante. Se buscó ser lo más fiel a las escenas y circunstancias, perderle el miedo a que suene grande o exagerado. Yo siempre trato el doblaje como algo en lo que no me fijo en cómo se escucha. Si un actor está pensando en cómo se escucha, posiblemente su trabajo se oiga mal. Es como un actor en cámara: la gente no le toma importancia a cómo sale a cuadro, sino a cómo se cuenta la historia de la mejor manera posible. Para mí, en esta cinta, tuve que soltar ese miedo de cómo sonaba. Lo que importa es que sea auténtico y que sea acorde a lo que está pasando en pantalla con el personaje.»


La música: Un elemento clave
La musicalización es un punto fuerte de la película, ayudando a crear una atmósfera que conmueve y sumerge al espectador en la tristeza. La música clásica utilizada en algunas escenas complementa, ya sea voluntaria o involuntariamente, la comicidad o la seriedad de los momentos. Además, hay momentos donde el silencio es utilizado para dar un peso abrumador a los sucesos más brutales de la cinta.
Una película que desafía lo convencional
La Maldición de Sayuri tiene sus matices. Habrá quienes la vean como una película difícil de entender y quienes la vean sin ningún problema. Pero sin duda, vale la pena verla. Es algo diferente y divertido que puede sacar a cualquiera de su zona de confort, ya que es diferente de cualquier cosa que esté en cartelera en este momento. Para aquellos que deseen algo nuevo que pueda sorprenderlos y divertirlos, sin duda, esta es una película imperdible.
Agradecemos al equipo de Konnichiwa Festival por invitarnos a esta gran película, y nosotros los queremos invitar a que la vayan a ver. Tengan por seguro que vale la pena darle una oportunidad.
La Maldición de Sayuri estará disponible a partir del 27 de febrero en las salas de Cinépolis.