
A lo largo de la vida, acumulamos experiencias y recuerdos con personas que son importantes para nosotros. Pero, ¿Qué sucede cuando la vejez se convierte en un enemigo implacable, reduciendo sus días a una espera silenciosa? Esta es una de las preguntas que explora El Último Viaje, un conmovedor documental sueco que reflexiona sobre cómo enfrentamos la última etapa de la vida. La cinta no solo causó impacto en su país, sino que también fue nominada al Oscar en la categoría de Mejor Película Internacional.
Dirigido por el reconocido dúo televisivo Filip Hammar y Fredrik Wikingsson, el filme narra un viaje emotivo para rescatar el espíritu aventurero de Lars Hammar, padre de Filip y profesor de francés retirado, quien ha caído en la apatía y la depresión. A través de paisajes europeos, recuerdos nostálgicos y momentos espontáneos, la película aborda temas universales como el envejecimiento, los lazos familiares y la importancia de mantener viva la ilusión.

El Último Viaje para reencontrarse
Lars Hammar dedicó su vida a enseñar francés y a compartir su pasión por la cultura francesa. Junto a su familia, realizó numerosos viajes al sur de Francia, forjando memorias imborrables. Sin embargo, tras jubilarse, perdió el entusiasmo y se sumió en una rutina sedentaria y melancólica.
Preocupado por su padre, Filip decide organizar un viaje en un Renault 4 naranja (idéntico al que usaban en su infancia) para revivir aquellas aventuras. Acompañado por su colega Fredrik, el trío recorre Francia, enfrentando imprevistos y descubriendo que el verdadero propósito del viaje no es recrear el pasado, sino encontrar nuevas razones para seguir adelante.

Temas profundos: nostalgia, propósito y legado
La película explora cómo los recuerdos pueden ser tanto un refugio como una prisión. Mientras Lars revive momentos felices a través de fotografías y grabaciones, también debe evitar quedar atrapado en el pasado. El documental plantea una pregunta crucial: ¿Cómo usar la nostalgia como inspiración en lugar de dejar que nos paralice?
La transición de la televisión al cine
Hammar y Wikingsson, un dúo muy popular en la televisión sueca, dan el salto al cine con este proyecto. Aunque su estilo televisivo se percibe en algunas escenas con secuencias que pierden espontaneidad, estos detalles pasan a segundo plano gracias al carisma de Lars, un personaje con el que el público conecta de inmediato: un hombre mayor, vulnerable, cuya juventud estuvo llena de experiencias extraordinarias.
Otro acierto del filme es su capacidad para sumergir al espectador en la travesía, destacando las dinámicas entre padre e hijo. El mensaje de esperanza está presente, pero sin caer en clichés. Además, los paisajes europeos cumplen un rol protagónico: en lugar de mostrar escenarios turísticos convencionales, la película captura rincones poco conocidos, transmitiendo su esencia en breves pero poderosos instantes.

Imperfecciones que humanizan
Si bien la intención de Filip de revivir el pasado para motivar a su padre es noble, su persistencia a veces resulta abrumadora. La película deja claro que, aunque los recuerdos son valiosos, el cambio es inevitable: no es lo mismo Los tres mosqueteros que veinte años después.
Por su parte, Fredrik actúa como un soporte discreto pero fundamental. Su papel no es el de protagonista, sino el de facilitador, ayudando a que padre e hijo avancen hacia su objetivo.

El Último Viaje no es perfecta pero es conmovedora. Aunque está ambientada en Europa, su mensaje es universal: ¿Cuántos de nosotros no hemos visto a un ser querido perder el ánimo con los años? Esta cinta deja una sensación cálida y una invitación a valorar los pequeños momentos antes de que sea demasiado tarde.
El Último Viaje llega a las salas de cine este 3 de Abril