
Mel Gibson regresa a la dirección con Amenaza en el aire, una película de acción que intenta cautivar al público con una historia de tensión en las alturas. La trama gira en torno al traslado de un testigo clave en un juicio contra la mafia, en una travesía aérea donde el peligro y la incertidumbre toman el control. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos por mantener el suspenso, la cinta no logra consolidarse como un referente del género, quedándose en un entretenimiento pasajero.
Una fórmula conocida en un escenario reducido
La historia nos sitúa en una pequeña avioneta que transporta a un testigo crucial, acompañado por una Marshall de los Estados Unidos y un piloto experimentado. A medida que avanza el viaje, las tensiones entre los pasajeros aumentan, revelando un trasfondo de corrupción y traiciones que complican la misión.Aunque el planteamiento inicial es atractivo, el argumento sigue una fórmula ya vista en el cine de acción.
La idea de un vuelo fuera de control con un enemigo a bordo evoca películas como Con Air (1997), lo que resta frescura a la propuesta. Gibson intenta imprimir su sello con una atmósfera claustrofóbica y giros inesperados, pero la previsibilidad de la trama limita su impacto.

Un villano destacado en un ambiente tenso en Amenaza en el aire
Uno de los puntos fuertes de la película es su villano, interpretado por Mark Wahlberg. Aunque en la promoción se le presenta como el protagonista, su papel es el de antagonista, un personaje que busca sabotear la misión y sembrar el caos dentro del avión. Wahlberg brilla en su interpretación, logrando generar desagrado y convirtiéndose en un elemento memorable.
No obstante, la tensión que se intenta construir no alcanza la intensidad de otros thrillers clásicos. Gibson parece inspirarse en el estilo de Alfred Hitchcock para crear suspenso, pero los diálogos predecibles y las situaciones forzadas impiden que la intriga se sostenga hasta el final. En varios momentos, la trama parece avanzar sin profundizar en los personajes, lo que dificulta la conexión emocional con sus conflictos.
Entretenimiento ligero, sin grandes pretensiones
Pese a sus limitaciones, Amenaza en el aire cumple con su objetivo de ofrecer entretenimiento sin mayores pretensiones. El uso de un único escenario —el interior de la avioneta— aporta dinamismo, y los momentos de humor, aunque no siempre aciertan, sirven como contrapunto a la tensión.
El guion, escrito por Jared Rosenberg en su debut, introduce algunas ideas interesantes, como el uso de un teléfono satelital para revelar los hilos de corrupción fuera del avión, pero no logra destacar en un género ya saturado de propuestas similares.
El ritmo irregular y la falta de originalidad son los principales obstáculos de la película. Aunque hay destellos de potencial, especialmente en la construcción del villano y en algunos giros argumentales, la cinta no consigue elevarse por encima de sus convenciones.
No te pierdas Amenaza en el aire en cines
En definitiva, Amenaza en el aire es una opción aceptable para quienes buscan un thriller de acción ligero. No aspira a ser un clásico ni a reinventar el género, pero ofrece suficiente entretenimiento para una tarde de streaming. Para Mel Gibson, este proyecto representa un regreso con altibajos, un paso más en su carrera que, aunque no recupera la grandeza de sus obras más icónicas, deja la puerta abierta a futuros proyectos más ambiciosos.